PRÓLOGO:
Poco se conoce de la vida de Cayo Suetonio Tranquilo, uno de los escritores más leídos de la época romana, y cuya obra Los doce Césares, que ofrecemos hoy a nuestros lectores, constituye un acabado cuadro de las costumbres romanas en los años del Imperio. Se sabe sólo que nació hacia el año 69 de nuestra Era y que murió en el 140, dedicándose a la labor historiográfica sobre todo desde el 122. También se sabe que por sus brillantes dotes de honradez y de inteligencia se atrajo la amistad de Plinio el Joven, siendo recomendado por él a Trajano.
Se sabe asimismo que bajo el emperador Adriano ocupó la dirección de los Archivos, pero que, caído en desgracia por "haberse, a lo que se dice, permitido demasiadas familiaridades con la emperatriz", se vio desposeído de su cargo y apartado de la corte.
Fue entonces cuando compuso la mayoría de sus obras, que escribió en gran número. De todas ellas han llegado sólo a nosotros Los doce Césares y los breves tratados sobre los retóricos y gramáticos ilustres, y las Vidas de Lucano, Juvenal, Persio; las de Terencio y Horacio y una breve referencia sobre Plinio el Viejo, muchas de éstas de dudosa autenticidad.
Se ha censurado a Suetonio, sobre todo con referencia a Los doce Césares, el haber mostrado una excesiva inclinación a la anécdota escabrosa, y la tendencia a obscurecer las figuras de los emperadores que no se mostraron favorables a su partido. Afortunadamente, sobre la mayoría de ellos poseemos los relatos de otros historiadores y poetas de la época, para convencernos de que si hubo, en él, efectivamente, tal deseo, no tuvo que esforzarse mucho en satisfacerlo. Vemos, por otra parte, que en las grandes figuras, Suetonio se muestra también grande e imparcial; se muestra, en fin, el Suetonio de las palabras con que Plinio le recomendaba al emperador "el más integro, el más honorable y el más sabio de los romanos".
"Los eruditos del siglo XVI, dice, por último, M. Baudement, sintieron tal vez una admiración excesiva por Suetonio; en cambio, la critica moderna le ha estimado quizá por debajo de sus méritos. La sinceridad de su narración, su ingenuidad, a la que Vobisque, y el mismo Plinio han rendido homenaje, un notable talento de escritor, y, principalmente, el vivo interés que despierta una historia doméstica y secreta, hacen de su obra uno de los más preciosos monumentos de la literatura latina."