INTRODUCCIÓN
En las épocas transitorias de la civilización aparece esa multitud de espíritus decaídos. La inspiracion que necesita un objeto, la voduntad un apoyo para ejercer su poder, languidecen al faltades el aliento vivificante de la fe. El poder de expansion que solicitan, se amortigua a la presencia de la indiferencia esterna, o por la impotencia de la fe que anhelan. Observan a1 universo por medio del analisis y lo divisan cubierto por la nieve del invierno. Entonces el poder que sienten se concentra y devora la misma actividad que lo alimenta. Así vemos esos hombres que nacidos en la tranquilidad de la materia, desesperan a1 penetrar en el infierno subterráneo de las sociedades. Pero en medio de todo esto, en medio del lento desarrollo que tenemos; en medio de ese desierto sin guia; la sociedad a1 presente; en medio de los elementos sociales que de vez en cuando se sublevan, suelen aparecer ciertos hechos, inspiraciones, o ineidentes que nos deciden en la marcha ambigua, que nos sacuden, nos detienen, nos hacen pedir cuenta de lo que vemos y de lo que columbramo. Entonces el individuo de aislado que vivía, tiende su mano para seguir el carro de la sociedad, y de egoista, pasa a escuchar el jemido del hermano. Entonces calla la anarquía de su vida intelertual y arroja a1 abismo de la nada el horrible pensamiento del suicidio social, de la desesperacion sathica y del clamor impotente.