PREFACIO:
Esta obra ha producido en nuestros adversarios un efecto que no habiamos previsto. Les ha hecho per der la circunspeccion, el respeto de sí mismos, mas, el carácter de santidad de que nos habian de dar ejemplo. En plena iglesia, desde el púlpito, se pre dica contra un hombre vivo aun, se le designa con su nombre, se entregan el libro y su autor al ódio de aquellos que no saben leer, de los que no leerán nunca esta obra... Para lanzar contra nosotros esto» furiosos predicadores, es menester que los altos dig natarios del clero se hayan sentido vivamente ata cados.
Alo que parece, hemos puesto el dedo en la llaga... ¡La mujer! hé aquí el punto sensible... La direccion, el gobierno de las mujeres, hé aquí la parte vital del poder eclesiástico que defenderán hasta la muer te. Herid, herid, cuanto gusteis, pero no toqueis este punto. Atacad los dogmas, en buen hora, se de clamará fríamente contra vosotros... Pero si teneis el acierto de tocar á este punto, la cosa ya es mas grave.
Triste espectáculo contemplar pontífices gesticu lando, pataleando, llenos de espuma, rechinando sus dientes... Jóvenes, apartad de ellos los ojos; las convulsiones epilépticas tienen á veces un efec to contagioso sobre los espectadores... Abandonémos les, huyamos, tomemos nuevamente nuestro estu dio, aprovechemos el tiempo, "la tarea es larga, la vida corta."